lunes, 2 de abril de 2012

Melancholía: una hermosa película sobre el fin del mundo

No es sencillo tomar la decisión de ver un film de Lars Von Trier. Aquellos no familiarizados con su arte deben saber que se trata de una experiencia estremecedora y sofocante, a través de la cual se hará uso de todas las herramientas que el cine dispone para someter al espectador a emociones crudas, bellas y cercanas a la muerte. En este sentido radica el coraje de su director.





Durante las últimas décadas han surgido innumerables intentos de profetizar el fin de la Tierra. La gran mayoría de estas películas acuden a las mismas formulas: Masas humanas huyen despavoridas del sometimiento, ira y destrucción provocada por una civilización alienígena (no pacífica) o algún fenómeno climático extremo que, no solo reduce nuestra orgullosa civilización a cenizas, también nos brinda una "merecida" lección. Pero hay algo que la escoria espacial desconoce! y es que contamos con la sagrada protección del ejercito de los Estados Unidos, el cual abogará por la "libertad" de todos los seres humanos (sin importar credo, raza o ideología) bajo el mando de Bill Pullman, Will Smith, Tom Cruise, o algún otro héroe de turno.

Sucede que Melancholía es la antítesis de todo esto. Sí, nuevamente un planeta escondido detrás del sol amenaza colisionar con la tierra eliminando todo registro de vida. Sólo que esta vez el fin de la tierra sirve como metáfora al gigantesco vacío del alma.

Una overtura, musicalizada por Wagner, nos arrastra inmediatamente al lenguaje estético del film y nos presenta a Justine, nuestra antihéroe (interpretada por Kirsten Dunst) en su inmaculado vestido blanco de novia, quien intenta (en vano) atravesar un bosque y escapar a las ramas, raíces y lianas que aprisionan sus tobillos y muñecas. A continuación, el director nos enseña el doloroso recorrido de Melancholia, un planeta azul que lentamente penetra la tierra y fecunda lo inevitable. Las imágenes son perturbadoras y solemnes, cualquier cosa puede suceder.

Finalizada la overtura comienza la narrativa. Capítulo I: Justine.

Justine y su novio, Michael, arriban a su fiesta de casamiento en un elegante castillo medieval europeo. El padre de Justine (interpretado por John Hurt, mundialmente famoso como el astronauta cuyo vientre es brutalmente atravesado para dar vida a Alien, la obra maestra de Ridley Scott) flirtea con las invitadas, esconde las cucharas al mozo y pide unas palabras para burlarse públicamente de su ex mujer, la madre de Justine, Gaby. Inmediatamente Gaby toma la palabra, confiesa jamás haber creído en el matrimonio y dispara con ironía “Enjoy it while it lasts”. La atmosfera familiar es hostil y se contrapone a la sonrisa artificial de los invitados, quienes asisten pasivos a un ritual vacío e hipócrita. Todo esto constituye una aguda crítica a los valores aristocráticos.


Justine, quien representa a Lars Von Trier y a todas sus fobias, finge ser una novia dulce y feliz entre familiares e invitados. Pronto resulta imposible detener la desesperanza en su mirada, su enfermedad comienza a invadirlo todo y sus ilusiones se desvanecen por completo. La farsa termina. El novio, vencido, se despide: “esto podría haber sido diferente”, “¿Qué esperabas?” responde Justine.

Capítulo II: Claire. A partir de aquí el film toma un giro repentino sobre la vida de Claire, hermana de Justine, quien vive una plácida vida burguesa junto a su marido, John (Kiefer Sutherland) y su hijo. La llegada de Melancholia es un inminente. John ostenta una formación científica e intenta tranquilizar a Claire. Asegura que Melancholía pasará muy cerca de la tierra, sin impactarla, y que aquella será la experiencia más grandiosa de sus vidas. Claire no se fía y hace un macabro descubrimiento en internet, la “danza de la muerte”, una visión científica alternativa que describe el trayecto del planeta y su inevitable destino.

No es necesario ser alguien melancólico para reconocer los méritos de Melancholía. Sin embargo sí es probable que quienes hayan enfrentado el sin sentido, vislumbrado una infinita soledad o sospechado la esterilidad del mundo puedan encontrar mayor familiaridad en las palabras de Justine: “La tierra es mala… nadie la extrañará”. Todos mueren, ningún final puede ser más resolutivo.

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